1. Andar descalzo sobre Le Miroir d'Eau (el famoso Espejo de Agua), el lugar más fotografiado de la ciudad y contemplar la imponente Plaza de la Bolsa.
2. Callejear por el pintoresco y antiguo Barrio de Saint Pierre, el corazón histórico de la ciudad. Un lugar ideal para hacer una parada gastronómica ya que esta repleto de restaurantes y terrazas.
3. Visitar la La Ciudad del Vino o Cité du Vin. Una parada imprescindible para los amantes del vino
4. Comerse el dulce típico de la ciudad, su famoso Canelé. La marca Baillardran es muy conocida.
5. Sentarse en el Jardin des Lumieres a los lados del Espejo de Agua para descansar o hacer un picnic mientras cae la tarde y contemplas sus vistosas flores.
6. Ver una película en el cine Utopia. Ubicado en una antigua y restaurada iglesia gótica es uno de los más pintorescos que he visto nunca.
7. Pasear por el Puente de Piedra de noche cuando esta iluminado.
8. Realizar un crucero a lo largo del río Garona o pasear por los muelles en bici o a pie. Puedes hacer una parada en el Quai des Marques, un lugar lleno de restaurantes y tiendas a precio de outlet.
9. Si es Domingo, podrás curiosear por alguno de los mercados más pintorescos de la ciudad: el Mercado de Saint-Michel en la Place Meynard, el Mercado de Capucins o el Mercado des Chartrons en los muelles del río Garona. Si te gustan las antigüedades puedes pasarte por el Passage Saint-Michel, dos plantas llenas de objetos curiosos.
10. Visitar la catedral gótica de San Andrés para contemplar sus maravillosas vidrieras
11. Llegarte hasta el cercano Palacio de Rohan (construido en la década de 1770), actual sede del ayuntamiento de la ciudad.
12. También puedes subir a la cercana Torre de Pey-Berland para tener unas buenas vistas de la ciudad.
13. Ir de compras por la Calle de Santa Catarina, la calle comercial peatonal más larga de Europa y una de las más concurridas de la ciudad.
14. Descubrir los vinos de Burdeos con uno de los circuitos que organiza la Oficina de Turismo (hasta 60 circuitos diferentes en temporada alta).
15. Cruzar las maravillosas puertas de la ciudad. Entre otras la monumental Puerta de Cailhau construida en 1494 y la Puerta de Dijeaux al lado de una de las plazas más bonitas de la ciudad, la Plaza Gambetta.
16. Asistir a un espectáculo en el Grand-Théâtre, una de las salas de espectáculos del siglo XVIII más bellas del mundo.
17. Tomarse un helado o un aperitivo en alguna de las terrazas de la bella Plaza del Parlamento.
18. Descansar en el Jardín Publico, considerado uno de los mejores jardines de Francia y creado en 1746.
19. Conducir hasta el pintoresco pueblo de Saint-Emilion para llenar el maletero de vino francés.
20. Patear y no parar. Burdeos forma parte de la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO desde el 2007. Son más de 350 los edificios declarados monumentos históricos y si de algo están llenas sus calles es de 'charme' francés.
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