DIARIO DE VIAJE
A unos cuantos kilómetros de Shiraz se encuentra el complejo histórico más visitado de Irán: Persépolis. Visitarlo es realizar un viaje imaginario para adivinar la grandeza que en su día debió de poseer. Es difícil no estremecerse imaginando la ciudad en todo su esplendor mientras se contempla la Puerta de las Naciones, el Palacio de las Cien Columnas, las enormes escaleras que suben hasta el complejo o los murales con relieves que representan las diferentes delegaciones que recibía el palacio.
Fue el rey Dario I el Grande quien quiso trasladar allí la capital del Imperio Persa y mandó comenzar su construcción alrededor del año 512 a.C. Siglos más tarde sería el mismo Alejandro Magno quien ocuparía y saquearía la ciudad. Visitar Persépolis es sumergirse en el corazón mismo de la historia del imperio persa y seguir los pasos de exploradores que ya lo hicieron en el pasado.
A unos tres kilómetros de Persépolis está Naqsh-e Rostam, otro enclave arqueológico donde se encuentran cuatro tumbas reales en una gigantesca pared rocosa, entre ellas la de Dario I. Si se contrata un tour para visitar Persépolis merece la pena asegurarse de que este incluye la visita a Naqsh-e Rostam porque resulta impresionante.
LA VISITA MEJOR CON GUÍA El tour que yo contrate a través de mi hostal (de medio día – unos 30$) incluía además un guía en inglés para ambos enclaves. Si uno decide visitarlas de forma independiente recomiendo contratar uno para poder apreciar un montón de detalles que pasan desapercibidos.
NO OLVIDES LLEVAR AGUA, GORRA Y GAFAS Cuando visite las ruinas hacía muchísimo calor así que no os olvidéis de llevar agua, protección solar, gafas y sombrero si podéis.
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